Tercer comunicado del Colectivo Justicia
para Martha Karina
Martha Karina, víctima de feminicidio: investigación
irregular
Martha
Karina Torres Jorge fue víctima de un feminicidio: la suya no fue una muerte
trágica ni un crimen pasional. Los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez,
Chihuahua, nos han llevado a distinguir este tipo de violencia con su
especificidad. No se trata de sucesos aislados, mucho menos, de mala
suerte. El feminicidio es un problema
social que tiene sus orígenes en la propia cultura, específicamente, en la
construcción del género.
Hay
una serie de códigos, mensajes y símbolos tan naturalizados que no se cuestionan.
Es esta normatividad, es decir, la conducta que se espera de las personas a
partir de la identidad de género, la que lleva a cometer estos actos extremos. Al
mismo tiempo, las mujeres somos educadas para complacer al otro, buscar la
mirada del otro, en pocas palabras: ser para el otro. Este sistema de creencias
nos deja en un estado de extrema vulnerabilidad, porque la estructura de género
de la que surge la violencia machista, construida social y culturalmente, a
percibir las conductas agresivas como “normales”, las palabras hirientes como
“apasionadas” y el sentido de posesión como “demostración de amor” convierte a
las mujeres en seres vulnerables, necesitados de protección, incapaces de
defenderse. Aprendemos a dudar de nosotras mismas, pero no de los otros.
Eso
fue lo que ocurrió en el caso de Martha Karina, según el relato de sus propia
madre y padre y coincide con un patrón que se repite y sucede todos los días en
nuestro país. Al mismo tiempo, los hombres afirman su masculinidad a través de esta
violencia, utilizando armas que son metáforas fálicas. Creen que tienen el
derecho de controlar y dominar a las mujeres. La violación y el feminicidio son
sus recursos para mantener su estatus de dominio, sobre todo, cuando éste se ve
amenazado: recursos extremos, pero normales en esta cultura, para hacer posible
este dominio injusto.
Por
si fuera poco, los hechos ocurrieron en la frontera entre el Estado de México, la
entidad con mayor número de feminicidios en los últimos veinticinco años, y
la Delegación Gustavo A. Madero, que
sigue inmediatamente a Chihuahua y se coloca en el tercer lugar de esta
estadística letal. Aunque es responsabilidad del gobierno priísta del Estado de
México y del gobierno del Distrito Federal perseguir y castigar este crimen, la
experiencia histórica muestra lo contrario: las dos zonas se caracterizan por
el florecimiento de la impunidad. A dos semanas del feminicidio, las
autoridades no habían interrogado al único testigo; tampoco se presentaron para
hacer un registro de la escena del crimen.
Las
personas que trabajan en el sistema de procuración de justicia tienen
internalizados estos mismos códigos, por lo tanto, el asesinato de una mujer es
visto como poco importante. No dejemos que esto suceda en el caso de Martha
Karina. El problema no es solamente de la familia, es de toda la comunidad.
Seguiremos
informando y trabajando para conseguir justicia. Rompemos el silencio para que
este círculo de la violencia no siga creciendo.
Contra
la violencia machista: en memoria de Martha Karina
Ni
un feminicidio más
Coletivo
¡Justicia para Martha Karina!
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