sábado, 25 de mayo de 2013


Tercer comunicado del Colectivo Justicia para Martha Karina

Martha Karina, víctima de feminicidio: investigación irregular

Martha Karina Torres Jorge fue víctima de un feminicidio: la suya no fue una muerte trágica ni un crimen pasional. Los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, nos han llevado a distinguir este tipo de violencia con su especificidad. No se trata de sucesos aislados, mucho menos, de mala suerte.  El feminicidio es un problema social que tiene sus orígenes en la propia cultura, específicamente, en la construcción del género.
Hay una serie de códigos, mensajes y símbolos tan naturalizados que no se cuestionan. Es esta normatividad, es decir, la conducta que se espera de las personas a partir de la identidad de género, la que lleva a cometer estos actos extremos. Al mismo tiempo, las mujeres somos educadas para complacer al otro, buscar la mirada del otro, en pocas palabras: ser para el otro. Este sistema de creencias nos deja en un estado de extrema vulnerabilidad, porque la estructura de género de la que surge la violencia machista, construida social y culturalmente, a percibir las conductas agresivas como “normales”, las palabras hirientes como “apasionadas” y el sentido de posesión como “demostración de amor” convierte a las mujeres en seres vulnerables, necesitados de protección, incapaces de defenderse. Aprendemos a dudar de nosotras mismas, pero no de los otros.
Eso fue lo que ocurrió en el caso de Martha Karina, según el relato de sus propia madre y padre y coincide con un patrón que se repite y sucede todos los días en nuestro país. Al mismo tiempo, los hombres afirman su masculinidad a través de esta violencia, utilizando armas que son metáforas fálicas. Creen que tienen el derecho de controlar y dominar a las mujeres. La violación y el feminicidio son sus recursos para mantener su estatus de dominio, sobre todo, cuando éste se ve amenazado: recursos extremos, pero normales en esta cultura, para hacer posible este dominio injusto.
Por si fuera poco, los hechos ocurrieron en la frontera entre el Estado de México, la entidad con mayor número de feminicidios en los últimos veinticinco años, y la  Delegación Gustavo A. Madero, que sigue inmediatamente a Chihuahua y se coloca en el tercer lugar de esta estadística letal. Aunque es responsabilidad del gobierno priísta del Estado de México y del gobierno del Distrito Federal perseguir y castigar este crimen, la experiencia histórica muestra lo contrario: las dos zonas se caracterizan por el florecimiento de la impunidad. A dos semanas del feminicidio, las autoridades no habían interrogado al único testigo; tampoco se presentaron para hacer un registro de la escena del crimen.
Las personas que trabajan en el sistema de procuración de justicia tienen internalizados estos mismos códigos, por lo tanto, el asesinato de una mujer es visto como poco importante. No dejemos que esto suceda en el caso de Martha Karina. El problema no es solamente de la familia, es de toda la comunidad.
Seguiremos informando y trabajando para conseguir justicia. Rompemos el silencio para que este círculo de la violencia no siga creciendo.

Contra la violencia machista: en memoria de Martha Karina
Ni un feminicidio más

Coletivo ¡Justicia para Martha Karina!



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